Uno de los principales problemas en las empresas familiares es la diferencia de visión entre la generación fundadora (o actual) y la generación venidera. Generalmente, la generación fundadora tiene un perfil más conservador y un estilo de gestión y dirección más tradicional (unida al escenario político que tenemos actualmente…por lo menos en Colombia). Por el contrario, la generación venidera tiene un perfil un poco mas abierto al riesgo y una mayor disposición a explorar nuevos escenarios.
El discurso de la generación fundadora por lo general es: “Yo se lo qué le conviene a esta empresa, yo la fundé”, “Mi hijo/a tiene una visión muy ingenua de los negocios todavía”, “Si nos funciona como lo estamos haciendo, ¿Por qué lo vamos a cambiar?”.
Por el contrario, el discurso de la generación venidera es “Mi papá no ve el futuro que podríamos tener con este nuevo proyecto”, “A todo lo que le propongo me dice que no, así sea una buena idea”, “Mi papá sigue guardando facturas en un cajón y se niega a implementar nuevos sistemas”.
¿Cómo conciliar ambas visiones?
Con un dialogo respetuoso y franco. Si tomamos como base que seguramente ambas generaciones tienen como objetivo la continuidad y el éxito de la empresa, en la gran mayoría de los casos es posible encontrar un punto medio que satisfaga a ambas partes. Mi recomendación es plantear un dialogo desde lo que cada uno considera fundamental para la empresa y la familia, primero alineen intereses para luego exponer posibilidades de acción. Resalten de manera objetiva ventajas y desventajas, sin importar quien propone la idea y en lo posible, involucren externos a la familia que puedan apoyarlos en ese tipo de conversaciones.
Sí es posible aprender a negociar como familia empresaria, sí es posible hablar y poner los temas sobre la mesa, sí es posible encontrar formas de trabajo conjunto y una buena alineación sin entrar en un conflicto destructivo.
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